HISTORIA
Revista Alzaprima nace al interior del Departamento de Artes Plásticas de la Facultad de Humanidades y Arte de la Universidad de Concepción como un deseo que muchos directores y docentes soñaron por años. Bajo la dirección de Rodrigo Piracés se dieron las condiciones de factibilidad institucional y gestión , así como también la densidad de una escena artística local que permitió concretar este proyecto editorial. Así, el año 2010 se alzaron las bases de lo que serían sus primeras directrices , ratificando un contexto cultural, histórico y académico como un ideal simbólico de la institucionalidad universitaria, en reciprocidad con la necesidad de visibilizar y legitimar la investigación en Artes.
Definir un nombre supuso entonces representar de un problema artístico, que desde las consecuencias del terremoto del 27/F en Chile, permitió levantar la idea de Alzaprima como un “dispositivo auxiliar vital en el proceso de levantamiento de una estructura, su presencia, como la de un mecano desarmable, no es para siempre, de ahí que nos sirva como metáfora para algunas funciones que no son las de canonizar, sino de visibilizar rastros o presencias tácitas que participan de nuestro devenir”
El año 2014, asume la dirección Natascha de Cortillas Diego y desde allí junto al Comité Editorial y asesor se han realizado significativos cambios y modificaciones para ir incorporando criterios de cualificación en miras de un cuerpo robusto y coherente de rigor investigativo.
Los primeros números se inscriben dentro de las reflexiones que instalan dos hitos fundamentales: la implementación de la nueva carrera de Artes visuales el año 2005, y el aniversario número 40 del Departamento de Artes Plásticas el 2012 Ambos acontecimientos ponen en tensión la historia y objetivos de las prácticas de enseñanza y maneras de ser y hacer en arte. En este sentido, el esfuerzo está en levantar un tipo de investigación que intente dar respuesta a emplazamientos (y desplazamientos) desde la educación como asunto público, precisando el sentido contextual de la enseñanza y la organización institucional como un rol dentro de lo artístico-cultural. Permitiendo que las experiencias educativas se entiendan desde una latencia que resuenen ante las interrogantes fundamentales de la práctica artística.
En la medida que se avanzó en la edición de los números, fueron surgiendo editoriales desde problemas estéticos, éticos y políticos , dejándose sentir ejes investigativos diversos. Por ello, se consideró relevante enmarcar el proyecto editorial proyectado como un lugar geopolítico que tensione las posiciones estéticas y culturales del Sur. Comprendiendo este Sur, como un lugar otro, que día a día se levanta para ser leído y descifrado, en tanto que el ejercicio de lo marginal no solo nos reditúe su afán de resistir, sino que dote de un cuerpo en la producción de sentidos. Lo “multicultural” deja de ser, entonces, una palabra amansatoria en lo transversal, para acontecer como espacio de creación reflexiva.
Por otra parte, este ejercicio editorial dio espacio para discutir los intersticios de la creación artística y cultural de un país, de una región o un territorio, desde lo diverso y adverso que emergen en las fronteras de un trabajo, muchas veces, precario. Esta oportunidad de resiliencia, sin duda, se repliega en un ejercicio constante de autoconstrucción que en su condición editorial ha apostando por comprender ese lugar cultural, ese cuerpo social y político que devela una escena en su complejidad en que el olvido u omisión connotan toda la fragilidad de la convivencia social y construcción territorial.. Determinando, así, una arista de investigación que imprime un carácter trágico y urgente a la conservación de la memoria y el patrimonio local.
También, se aprecia una constante en la multiplicidad disciplinaria de las investigaciones publicadas. Situarse en los límites de un “hacer” interdisciplinario, expone procesos y relaciones respecto a cómo se investiga y cómo esos saberes se legitiman en la experiencia de producción de obra y sus respectivos marcos discursivos. Por ello, desmarcase de un modelo investigativo que, frente a los sistemas de acreditación, rentan fondos para su continuidad y calidad, exponen un sello crítico respecto de las consecuencias frente a la investigación artística. Por lo tanto, descentrar la discusión académica del arte (en sus saberes y prácticas), comprende una tentativa de accionarnos y cuestionarnos, un “entre y hacia fuera” de los grandes centros endogámicos del saber y el conocimiento que suele uniformizar discursos, representaciones y prácticas.
Y finalmente, como parte de las últimas investigaciones, es imposible abstraerse de las epistemologías Deconoliales y feministas y como ellas han abierto la discusión en relación al valor de las subjetividades así como el disciplinamiento del cuerpo en un espacio de emancipación a modelos de trabajo. Tensando las líneas de educación patrimonio y creación.
Hasta el 2020 la revista ha publicado cerca de 100 artículos, con investigadores de México, Argentina, Perú, España, Suiza y Chile entre otros, distribuidos en Bibliotecas, Centros de archivo y documentación, Centros Culturales, Museos, así como artistas e investigadores.
Tiene un tiraje que ha ido variando de 500 a 300 ejemplares, en la medida que se ha ido desplazando a plataformas online como la página de la Revista y su incorporación de la Plataforma OJS a través del proyecto Revistasacademica.udec.cl del del Sello editorial de la Universidad.
Hasta el año 2020 lleva 13 números editados, y actualmente se encuentra en proceso de indexación para integrar el circuito de revistas acreditadas.